sexta-feira, 28 de setembro de 2012

terça-feira, 11 de setembro de 2012

La respuesta está en el valle

Varios arqueólogos trabajan en el yacimiento de Pinilla del Valle (Madrid)
SANTI BURGOS
El valle de Lozoya, en la sierra madrileña de Guadarrama, bien podría llamarse el valle de los neandertales, dice el paleontólogo Juan Luis Arsuaga. “Está protegido por dos cuerdas de montañas, rico en fauna, ecológicamente privilegiado e ideal para los neandertales, un buen cazadero para ellos”. No es una hipótesis: en los yacimientos de Pinilla del Valle, junto al pantano, se han encontrado ya nueve dientes de neandertal, restos de fogatas y miles de fósiles de animales, incluidos enormes uros (cada uno mide como dos toros), rinocerontes y gamos, entre otros.

Los neandertales son una especie humana conocida y desconocida a la vez. Conocida porque se han encontrado numerosos vestigios de su existencia en Europa hace entre 200.000 y 30.000 años. Desconocida por las muchas incógnitas que siguen emergiendo, incluida la primera: ¿por qué se extinguieron justo cuando hizo su aparición en el continente nuestra especie actual? Tampoco se sabe a ciencia cierta si eran capaces de hablar... ni si convivieron en el territorio compartido con el homo sapiens o las dos especies se ignoraron hasta que una, la nuestra, proliferó y la otra se perdió para siempre... Los científicos que se ocupan de los yacimientos de Pinilla del Valle pueden hacer aportaciones importantes para encontrar respuestas sobre la vida de los neandertales.

En España hay una quincena de yacimientos de esa especie —en la Cordillera Cantábrica, Levante y Andalucía—, pero ninguno en la meseta, donde no hay formaciones de calizas y, por tanto, no hay cuevas adecuadas que pudieran preservar los vestigios humanos durante miles de años”, añade Arsuaga. Pero Pinilla del Valle es la excepción. “Aquí sí hay calizas. Era como una visera de piedra en la que los neandertales se cobijarían a preparar la caza, tallar herramientas, comer... no es que vivieran dentro, en el sentido de vivienda; ellos vagaban por el campo y esto sería más bien un campamento en el que refugiarse cuando lo necesitaban”.

“El yacimiento, con mucho potencial, se extiende unos 150 metros de distancia y ahora estamos trabajando en tres zonas: la cueva del Camino, el abrigo de Navalmaillo y la cueva Des-Cubierta, con tres rangos temporales distintos”, comenta Enrique Baquedano, director del Museo Arqueológico Regional, de la Comunidad de Madrid. Y recalca el peculiar nombre, con guion, jugando con la idea de la cueva descubierta y a la vez con su descripción física: un alero rocoso que se desplomó dejando la superficie destapada.

Allí mismo los neandertales debieron colocar una niña muerta, de dos años y medio o tres, en el suelo del refugio; encima pusieron dos lascas de piedra y un asta de uro y prendieron fuego. Baquedano explica que han encontrado unos dientes de aquella criatura, que ellos llaman la niña, aunque no tienen datos científicos para determinar el sexo, detalles sobre el asta y un trozo de carbón que ha aparecido hace solo unos días y que les facilitará una datación exacta. “Los enterramientos completos, con una estructura clara que permita reconstruir comportamientos, son muy raros en el mundo”, comenta el catedrático Arsuaga, codirector de las excavaciones de Atapuerca.

Junto a él, Baquedano muestra el punto donde han encontrado el carbón de aquella hoguera, tal vez ritual, que se podrá datar por la técnica del carbono 14. “Tenemos la convicción de que es una deposición intencionada del cuerpo de la niña; tal vez en los yacimientos de neandertales había más enterramientos y no se han reconocido como tales”, sugiere el director del museo. Lo cierto es que los neandertales cuidaban de alguna manera de sus muertos. Se han encontrado rastros en Francia e Israel.

En el valle madrileño, arqueólogos y paleontólogos se afanan a medida que pasan los días. Un total de 70 personas en tres yacimientos escarban los sedimentos con punzones y pinceles; se abren camino en la roca con taladradoras; lavan kilos y kilos de tierra extraída para que no se escape ni una minúscula pieza interesante... y se documenta cada centímetro excavado. Llevan ya una década haciendo este trabajo científico cada verano, “durante 40 días en dos turnos”, explica César Laplana, del museo regional.

Los nueve dientes de neandertal ya descubiertos tienen entre 60.000 y 90.000 años y varios han aparecido en lo que debieron ser madrigueras de hienas, que devorarían y triturarían los cuerpos. “Los dientes son el tejido orgánico más resistente, se conservan mejor que el resto del esqueleto y dan mucha información: dieta, enfermedades, paso o de niño a adulto...”, continúa Laplana.

Los neandertales vivieron tanto en el periodo interglacial como en el glacial”, explica Arsuaga. Tras un periodo de glaciación en que media Europa sería como Groenlandia hoy, empezó, hace unos 130.000 años, el período interglacial, con un clima que llegó a ser más cálido que el actual, hasta hace 85.000 años, cuando comenzó la última glaciación, que terminó hace 11.500 años. En las excavaciones de Pinilla correspondientes al interglacial aparecen muchos restos de gamos, un cérvido muy mediterráneo; tortugas; puercoespines y osos pardos, en lugar de osos cavernarios, como en la época glacial.

En la cueva Des-Cubierta, Javier Somoza, estudiante de la Universidad de Salamanca, se acerca a Baquedano y le enseña una pieza envuelta en un papel blanco: es una herramienta que acaba de extraer. “Sí, me he emocionado mucho”, dice Somoza. Es una pieza de cuarzo rosado.

Se han encontrado ya miles de herramientas de piedra. “La mejor piedra para tallas es el sílex, pero en esta zona no hay. Así que tuvieron que apañarse. Adaptaron su técnica de talla —musteriense— a lo que tenían, que es cuarzo. Es peor, pero sirve y significa toda una adaptación tecnológica admirable”. ¿Y para cazar? “Lanzas de madera con punta endurecida al fuego”. “Aquí, en este valle de yacimientos tan ricos, podemos averiguar muchas cosas sobre los neandertales, su vida y su muerte, su medio, su clima, su tecnología, su economía... Solo es cuestión de tiempo”, concluye el arqueólogo.

Carne de caza y bellotas en el menú

Los neandertales eran soberbios cazadores que se atrevían con rinocerontes, uros, caballos.... “Eran carnívoros. Y tenemos que investigar el componente vegetal de su dieta”, sugiere Arsuaga, señalando que en Europa en el territorio de los neandertales solo hay frutos disponibles para comer a finales de verano y otoño. Por eso no hay apenas monos, excepto macacos, que son pequeños, precisan pocas calorías y comen hojas. “Los ecosistemas en Europa son estacionales porque el clima es estacional y, en período de glaciación la situación es aún más extrema. Los neandertales tuvieron que ser carnívoros”, añade el paleontólogo.

Los homínidos primitivos, como el resto de los primates, vivieron en África, en el bosque tropical y subtropical, cuyos ecosistemas proporcionan alimento constante todo el año, argumenta Arsuaga, quien concluye: “Hubo que aprender a cazar para salir del trópico y extenderse por Eurasia, por eso tardaron tanto los homínidos en lograr desligarse de los ecosistemas tropicales”.

Los neandertales, que son ya muy avanzados en comparación con los australopitecos africanos —que comían raíces, frutas o, en todo caso, carroña—, practicaban caza mayor. Pero para vivir de esas capturas hace falta dominar un salto tecnológico muy importante que es hacerse herramientas para cortar y preparar las presas. “Un uro o un rinoceronte no los puedes comer a mordiscos, con la piel tan gruesa que tienen; hace falta cortar y trocear las piezas. No solo eran unos expertos cazadores; también dominaban la fabricación de piedras de filo para desgarrar y raederas para el cuero y la madera”, apunta Enrique Baquedano. “En estos yacimientos de Pinilla del Valle hemos encontrado miles de herramientas de piedra”, añade.

Pero los neandertales comieron algún tipo de vegetales. Arsuaga explica que una investigadora ha descubierto que el sarro de los dientes conserva almidón vegetal y así ha podido identificar las plantas que comían los individuos prehistóricos. “Los neandertales de Bélgica, en la época glacial, según indican los fósiles, comían raíces de junco, y los de Irak, dátiles. Estoy convencido de que los nuestros comían bellotas”, comenta.

Quaternary International


Volume 274, Pages 1-272

1 October 2012

Temporal and spatial corridors of Homo sapiens sapiens population dynamics during the Late Pleistocene and Early Holocene 
Edited by Jürgen Richter, Martin Melles and Frank Schäbitz


Volume 275, Pages 1-136,
10 October 2012

Site Formation and Postdepositional Processes In Archaeology (International Workshop, Barcelona, 2–4 June 2010) 
Edited by Rosa Maria Albert, Miguel Ángel Cau and Dan Cabanes

Geomorphology


Volumes 173–174, Pages 1-196

1 November 2012


Volumes 175–176, Pages 1-208,


15 November 2012

Journal of Human Evolution


Volume 63, Issue 4, Pages 577-636
October 2012

Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology


Volumes 356–357, Pages 1-108
15 October 2012

Special Issue: Quaternary fluvial systems of Tropics 
Edited by Rajiv Sinha, Edgardo M. Latrubesse and Gerald C. Nanson



Volumes 358–360, Pages 1-112
1 November 2012


Volumes 361–362, Pages 1-110
15 November 2012

Anatomically modern human in Southeast Asia (Laos) by 46 ka

Abstract
Uncertainties surround the timing of modern human emergence and occupation in East and Southeast Asia. Although genetic and archeological data indicate a rapid migration out of Africa and into Southeast Asia by at least 60 ka, mainland Southeast Asia is notable for its absence of fossil evidence for early modern human occupation. Here we report on a modern human cranium from Tam Pa Ling, Laos, which was recovered from a secure stratigraphic context. Radiocarbon and luminescence dating of the surrounding sediments provide a minimum age of 51–46 ka, and direct U-dating of the bone indicates a maximum age of ∼63 ka. The cranium has a derived modern human morphology in features of the frontal, occipital, maxillae, and dentition. It is also differentiated from western Eurasian archaic humans in aspects of its temporal, occipital, and dental morphology. In the context of an increasingly documented archaic–modern morphological mosaic among the earliest modern humans in western Eurasia, Tam Pa Ling establishes a definitively modern population in Southeast Asia at ∼50 ka cal BP. As such, it provides the earliest skeletal evidence for fully modern humans in mainland Southeast Asia.

The researchers found skull fragments that date to 63,000 years ago. 
Photo by F. Demeter

domingo, 2 de setembro de 2012

Conferências Museu de Mação


Nós, os neandertais, os denisovanos e como tudo se complicou

In Público31.08.2012 - 12:09 Por Teresa Firmino
Réplica da falange que permitiu descobrir um novo grupo de humanos,
os denisovanos (Instituto Max Planck para a Antropologia Evolutiva)
A ponta de um dedo veio evidenciar ainda mais que, se há coisa que não é simples, é a história da evolução humana. Descoberto em 2008 na gruta Denisova, nos montes Altai, Sibéria, o pequeno osso da falange era afinal de um grupo de humanos desconhecido - os denisovanos, que viveram até há 30 mil anos. E se as surpresas não chegassem, também eles, tal como os neandertais, se reproduziram com a nossa espécie. Uma equipa publica nesta sexta-feira, na revista Science, a análise do genoma completo dos denisovanos, a partir do fragmento de dedo: dentro de nós há um pouco de neandertal e de denisovano, é verdade, mas a genética revelou agora uma nova teia de migrações e relações complexas entre nós e estes dois humanos já extintos.

A equipa de Svante Pääbo, do Instituto Max Planck para a Antropologia Evolutiva, Alemanha, já tinha ficado surpreendida com o que representava a descoberta da falange e de dois dentes molares. Quando os cientistas sequenciaram o ADN das mitocôndrias (as baterias das células), herdado só da parte da mãe e que está fora do núcleo celular, perceberam que era um novo grupo de humanos. O osso é de uma menina de cinco a sete anos de idade, que viveu há 80 mil anos. Tinha a pele escura, cabelos e olhos castanhos.

Em Maio de 2010, a revelação da sua existência espantou o mundo e, em Dezembro desse ano, a equipa de Pääbo avançava com a publicação de um primeiro rascunho do ADN do núcleo. Dizia já que os denisovanos se tinham misturado connosco e que a herança desse passado "promíscuo" não era igual em toda a Terra. Os europeus têm ADN dos neandertais, mas não têm material genético dos denisovanos, que por sua vez deixaram a sua pegada genética para os lados das ilhas da Melanésia.

No meio desta viagem à história da evolução humana através do ADN, a equipa de Pääbo disponibilizou na Internet, no início deste ano, toda a sequenciação do genoma dos denisovanos, para quem a quisesse usar na investigação. A leitura deste ADN antigo já era bastante rigorosa, graças a um método desenvolvido por Matthias Meyer, também do Instituto Max Planck, que permite ler até 30 vezes as letras do genoma (pequenas moléculas que compõem a grande molécula de ADN). Agora, a equipa aprofunda na Science as reflexões sobre essa informação e faz mais revelações, comparando o genoma da nossa espécie (os humanos modernos), dos denisovanos e dos neandertais. 

"Pudemos confirmar que parentes de um indivíduo da gruta Denisova contribuíram geneticamente para os antepassados das pessoas actuais na Nova Guiné, mas esse fluxo genético não afectou o resto das pessoas da Eurásia continental, incluindo o Sudeste da Ásia continental", disse um dos autores do artigo, o geneticista David Reich, da Faculdade de Medicina de Harvard, numa conferência organizada pela revista. "No entanto, é claro que os denisovanos contribuíram com 3% a 5% de material genético para os genomas das pessoas da Austrália, Nova Guiné, os nativos das Filipinas e de algumas ilhas das redondezas. A confirmação foi muito forte", acrescentou. 

Como se explica que o material genético dos denisovanos não se encontre sequer na Ásia continental, onde viveram, como mostra a falange e os dentes? "Diria que a mistura entre os denisovanos e os antepassados dos habitantes da Melanésia, Papuásia-Nova Guiné e aborígenes australianos deu-se provavelmente no Sudeste da Ásia continental. Quando os antepassados dos humanos modernos chegaram a essa área, encontraram-se com os denisovanos, misturaram-se e depois partiram para colonizar a Melanésia", disse Pääbo. 

E agora vem a última descoberta, aquela que complica tudo. Envolve os neandertais, extintos há cerca de 28 mil anos e que durante mais de 150 anos estiveram no centro da polémica sobre se eles e nós tínhamos feito sexo e deixado descendentes. Sim, tinham já concluído outros estudos de Pääbo.

"As pessoas das regiões Leste da Eurásia [Ásia] e os nativos americanos têm mais material genético dos neandertais do que as da Europa, apesar de os neandertais terem vivido sobretudo na Europa, o que é mesmo muito interessante", considerou David Reich. "Vemos que há uma contribuição dos neandertais ligeiramente superior na Ásia do que na Europa- em cerca de 20% -, o que é surpreendente, porque os neandertais viveram na Oeste da Ásia e na Europa", acrescentou Pääbo. 

Como aconteceu isto? De início, pensava-se que tinha havido um único intercâmbio genético entre neandertais e humanos modernos, que saíram de África há cerca de 50 mil anos. Talvez quando os dois tipos de humanos se encontraram no Médio Oriente. Depois a nossa espécie espalhou-se pelo mundo inteiro e teria levado consigo essa herança. 

"Agora tudo se tornou mais complicado com os neandertais", disse Pääbo. "Vemos que toda a gente fora de África teve uma contribuição dos neandertais. A maneira mais simples de explicar isto é que algo ocorreu assim que os humanos modernos saíram de África, se encontraram com os neandertais no Médio Oriente e se misturaram com eles." Como hipóteses, a equipa diz que pode ter havido uma segunda mistura entre humanos modernos e neandertais na Ásia Central, reforçando aí a carga genética destes. Ou a contribuição genética dos neandertais na Europa foi diluída com a chegada tardia de humanos modernos vindos de África e que não tinham um pouco de Neandertal no genoma.

sábado, 25 de agosto de 2012

Migrações humanas começaram mais cedo do que se pensava

Um esqueleto muito antigo foi encontrado numa gruta nas montanhas Anamitas, no norte do Laos. Os fragmentos demonstram que as migrações humanas para o Sudeste Asiático começaram 20 mil anos antes do que se pensava, segundo revelou um estudo norte-americano publicado na PNAS.

Os fragmentos, onde se encontrava também um crânio, têm entre 46 mil e 63 mil anos – constituindo os restos humanos mais antigos até agora descobertos no e sugere que o êxodo não ocorreu apenas junto à costa marítima.

A descoberta vem mostrar ainda que os primeiros seres humanos também se instalaram no interior em locais pouco conhecidos, quando se deslocaram da áfrica para a Austrália, segundo refere no estudo Laura Shackelford, paleoantropóloga da Universidade de Illinois (EUA).

A investigadora considera que o fóssil encontrado apoia o Modelo Fora de África (ou Hipótese da origem única) que defende que todos os seres humanos hoje vivos descendem de um único grupo de Homo sapiens, surgido entre há 200 mil e 100 mil anos, que teria deixado posteriormente o continente africano há aproximadamente três mil gerações, ou entre 55 mil e 60 mil anos.

Os resultados de estudos genéticos levados a cabo pela equipa de Shackelford indicam a passagem dos primeiros humanos na região há pelo menos 60 mil anos.

Quaternary International


Volumes 272–273, Pages 1-362
12 September 2012

The Magdalenian Settlement of Europe
Edited by Lawrence Guy Straus, Thomas Terberger and Denise Leesch

Neanderthal breeding idea doubted

By Jonathan Ballin
 in BBC News

Neanderthals were close evolutionary cousins
of our own species - Homo sapiens
 
Similarities between the DNA of modern people and Neanderthals are more likely to have arisen from shared ancestry than interbreeding, a study reports.

That is according to research carried out at the University of Cambridge and published this week in PNAS journal.

Previously, it had been suggested that shared parts of the genomes of these two populations were the result of interbreeding.

However, the newly published research proposes a different explanation.

The origin of modern humans is a hotly debated topic; four main theories have arisen to describe the evolution of Homo sapiens.

All argue for an African origin, but an important distinction in these competing theories is whether or not interbreeding - or "hybridisation" - occurred between Homo sapiens and other members of the genus Homo.

In the current study, Cambridge evolutionary biologists Dr Anders Eriksson and Dr Andrea Manica used computer simulations to reassess the strength of evidence supporting hybridisation events.

They argue that the amount of DNA shared between modern Eurasian humans and Neanderthals - estimated at between 1-4% - can be explained if both arose from a geographically isolated population, most likely in North Africa, which shared a common ancestor around 300-350 thousand years ago.

When modern humans expanded out of Africa, around 60-70,000 years ago, they took that genetic similarity with them.

By contrast, previous ancient DNA studies of Neanderthal remainshave shown that their genomes harbour genetic signatures - polymorphisms - that are also seen in the genomes of modern Europeans, East Asians and Oceanians (from Papua New Guinea) but not in modern African populations.

Professor Julian Parkhill visits the Wellcome Collection
to unravel the science behind the genome
 
The findings challenged previously held views - based on several lines of evidence - that modern humans had replaced the Neanderthals with little or no gene flow occurring between the two groups.

The observations from the Neanderthal genome led some evolutionary biologists to argue that this genetic similarity had arisen through hybridisation between Neanderthals - already resident in Europe and western Asia - and the ancestors of present-day non-Africans.

Prof David Reich, from Harvard University in Cambridge, US - an exponent of the hybridisation theory - is not convinced that the data represents a powerful argument against interbreeding.

By using methods that are able to differentiate between genetic similarity caused by gene flow via hybridisation vs shared ancestry, he argues that "the patterns observed [in our analyses] are exactly what one would expect from recent gene flow" - a view shared by his collaborator Professor Svante Paabo from the Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology in Leipzig, Germany.

Prof Reich went on to say that their data shows that Neanderthals and non-Africans last exchanged genetic material 47-65,000 years ago.

Quaternary Research


Volume 78, Issue 2, Pages 157-404
September 2012

Evolution and Human Behavior


Volume 33, Issue 5, Pages 427-594
September 2012

Geomorphology


Volumes 169–170, Pages 1-214
1 October 2012

Volumes 171–172, Pages 1-210
15 October 2012

Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology


Volumes 353–355, Pages 1-122
1 October 2012

sábado, 11 de agosto de 2012

quinta-feira, 9 de agosto de 2012

Descobertos os “fósforos” mais antigos, usados para fazer fogo por fricção

Fotografia dos objectos de barro cozido que mostram
estrias e marcas devido à utilização. DR
Os fósforos como os conhecemos agora são uma invenção do século XIX, mas desde a pré-história que o homem faz fogo. Para isso, os povos utilizavam uma parafernália de utensílios. Uma equipa da Universidade Hebraica de Jerusalém analisou pequenos objectos de barro com 8000 anos, que antes se pensava serem formas fálicas de culto, e percebeu que serviam como “fósforos” para atear a chama. Estes “fósforos” são os mais antigos até agora encontrados, segundo o artigo publicado na revista PLoS One. 

A equipa de Naama Goren-Ibar estudou mais de 80 destes objectos descobertos no sítio arqueológico de Sha’ar HaGolan, no Nordeste de Israel, onde há 8000 anos florescia a cultura neolítica Yarmukian. Os objectos estavam no Museu de Israel em Jerusalém classificados como objectos de culto. 

Goren-Ibar em visita ao Museu viu naqueles objectos outro propósito. “Veio-me imediatamente à cabeça que estes objectos eram muito parecidos com todos os paus que se usam para fazer ‘fogo por fricção’”, explicou a investigadora, citada pela BBC News. “Temos provas da utilização de fogo feito pelos humanos modernos e pelos Neandertais, devido a [elementos arqueológicos como] madeira queimada, cinzas e lareiras. Mas nunca foi encontrado nada que se relacionasse com a forma de atear o fogo.

O fogo por fricção pode ser feito com um arco de madeira com um cordão que prende uma broca – um pedaço de madeira cilíndrico. A ponta esférica deste pedaço de madeira ajusta-se a um buraco feito numa placa de madeira que fica no chão. Segurando a broca com uma pedra, pode-se utilizar o arco e a corda para girar a broca e fazer fricção na madeira ateando o fogo.

Fotografia dos objectos de barro cozido que mostram estrias
e marcas devido à utilização. DR
A equipa da Universidade Hebraica de Jerusalém tentou perceber se os pequenos paus de barro cozido funcionavam como brocas. Estes paus, que tinham entre três e seis centímetros de comprimento e entre 1,2 e 1,4 centímetros de largura, eram cilíndricos com as pontas arredondadas, em forma de cone ou com uma forma irregular. Muitos estavam partidos, mas alguns permaneceram intactos ao longo de milénios.

A equipa identificou estrias e marcas lineares nas pontas dos paus e relacionou essas marcas com a fricção feita para atear o fogo. Além disso, encontrou partes chamuscadas nos “fósforos” e marcas na parte lateral que poderiam ter sido feitas pelas cordas do arco. “Propomos que estes objectos sejam o registo mais antigo de fósforos – brocas que serviam como componente de um mecanismo avançado para produzir fogo”, sugere o artigo.

Os autores não refutam o aspecto simbólico dos “fósforos”. A nível etnográfico, estas brocas e a placa de madeira “representavam o órgão sexual masculino e feminino”, defende o artigo.

 In Público

Estatuetas descobertas no Alentejo têm 4500 anos e cabem na palma da mão

Têm o corpo esguio, bem delineado, tatuagens faciais e olhos
grandes que poderiam ter incrustações (Fotos cedidas pela era)
São de marfim, cabem na palma da mão e têm pormenores delicados, que surpreendem. António Valera, o arqueólogo que dirige as escavações na Herdade dos Perdigões, em Reguengos de Monsaraz, fala com entusiasmo das estatuetas de marfim que ontem apresentou aos jornalistas como "descoberta única" em Portugal. 

"Difunde-se muito a ideia de que o homem pré-histórico era rude, um brutamontes, graças ao cinema", diz Valera. "Mas o que povoados como o dos Perdigões mostram, com toda a sua simbiose com o mundo natural, é algo que estas esculturas vêm reforçar - nesta Pré-História havia um grande grau de sofisticação que está muito longe do preconceito."

Com 4500 anos, as 20 esculturas em miniatura (com tamanho entre os 12 e os 15 centímetros), "pelo menos nove das quais muito realistas", começaram a ser encontradas no ano passado, quando os arqueólogos escavavam um fosso onde, depois de cremados, foram depositados vários corpos. Para os investigadores da Era, a empresa que há 15 anos trabalha nos Perdigões, a herdade que a Finagra (actual Esporão S.A.) comprou para plantar vinha, mas que acabou por transformar num campo arqueológico com 16 hectares, encontrar representações humanas de marfim, "com grande qualidade estética e de execução", foi "emocionante", embora não tenha sido uma surpresa completa.

Estatuetas semelhantes são relativamente frequentes na Andaluzia, região com a qual o Sul do país forma uma unidade territorial na Pré-História. Como escavaram apenas uma área muito reduzida deste complexo arqueológico em que descobriram já mais de 500 peças e fragmentos de marfim, entre elas algumas representações de animais muito pormenorizadas, Valera e a sua equipa acreditavam que, mais cedo ou mais tarde, poderiam vir a dar com esculturas antropomórficas. "O que surpreendeu foi o rigor realista de algumas das figuras, que terá exigido grande capacidade técnica", explica.

Para Vítor Gonçalves, catedrático da Faculdade de Letras de Lisboa, especialista em Pré-História, a grande singularidade das estatuetas humanas dos Perdigões é simplesmente o facto de terem sobrevivido milhares de anos às agressões do solo alentejano. "Temos poucas figurações antropomórficas de marfim na Pré-História portuguesa, mas ainda menos no Alentejo, porque lá a terra é tão ácida que destrói tudo", explicou ao PÚBLICO pelo telefone, não tendo visto ainda ao vivo as peças da herdade. A descoberta, que considera "impressionante", é para este arqueólogo mais uma das originalidades dos Perdigões, a juntar ao facto de ser um "complexo mágico-religioso alentejano em que os sepulcros não são antas". 

Conhecido desde 1983, o sítio dos Perdigões só começou a ser escavado em 1997, depois de um estudo geotérmico, que fez uma espécie de radiografia à paisagem, ter identificado uma série de fossos concêntricos, mais ou menos circulares, e outras estruturas: possíveis cabanas, silos e sepulturas. 

O que os trabalhos têm revelado nos últimos anos, explica Valera, é que o povoado, que começou por ser construído por comunidades neolíticas (c.5500 anos), teria grande importância na região, tendo sido, possivelmente, lugar de festas cerimoniais e de rituais associados ao culto dos mortos. O cromeleque perto da necrópole, já fora dos limites do povoado, reforça esta teoria.

"Estas povoações, das antigas sociedades camponesas, eram já capazes de construir obras públicas de envergadura, como estes fossos. Identificámos 12 e fizemos sondagens em quatro. Para fazer estes quatro estimamos que terão sido retiradas 60 mil toneladas de rocha, impressionante para as ferramentas rudimentares da época", diz Valera. 

Em seguida, os arqueólogos vão aprofundar os estudos dos materiais nas valas e nas sepulturas com a ajuda de antropólogos da Universidade de Coimbra e fazer sondagens nos fossos para determinar a idade de cada um e a dinâmica de ocupação do povoado. Pelo meio, há que continuar a analisar as "miniesculturas". Para já as perguntas são muitas e as certezas quase nulas. Porque são tão realistas numa altura em que a representação da figura humana é essencialmente estilizada, como prova a maioria das 20 estatuetas? Serão deuses? Porque têm algumas o género tão bem definido e outras são assexuadas? 

Têm o corpo esguio, com as nádegas e o tronco bem delineados, nariz e orelhas definidas, tatuagens faciais, cabelos a cobrirem as costas, olhos grandes que poderiam ter incrustações e as mãos sobre a barriga, segurando o que parece ser um bastão. "Nesta fase só podemos lançar hipóteses, especular", reconhece Valera. "São todas muito parecidas e o facto de serem realistas faz-nos pensar que podem querer comunicar uma ideia muito específica. A própria postura do corpo pode ter um significado, como quando nos ajoelhamos na igreja. Podem representar um estatuto social, um grupo dentro da comunidade ou até mesmo uma família." Mas também podem ser divindades, teoria que parece mais provável a Vítor Gonçalves, que conhece as estatuetas da Andaluzia. "Muitas das representações humanas neste período, como as das placas de xisto portuguesas, estão ligadas à deusa-mãe. Depois, progressivamente, chegamos a outras de um deus jovem."

Os arqueólogos dos Perdigões vão também estudar o marfim de que são feitas. Dos 500 fragmentos encontrados nos Perdigões analisaram apenas 15 e concluíram que se trata de marfim de elefante africano, o que prova que o povoado mantinha contactos com regiões distantes. Mas entre os restantes pode haver elefante asiático, marfim fóssil (de quando havia elefantes na Península) e até osso de outros animais, explica Valera. Na península de Lisboa, acrescenta Gonçalves, já foram encontrados fragmentos de cachalote. 

Muitos dos enigmas das esculturas dos Perdigões vão ficar por decifrar, diz o director das escavações, mas os problemas que elas colocam, associados às práticas funerárias, sobre a concepção do corpo são só por si fascinantes. E se para o homem que viveu no Alentejo pré-histórico o corpo não fosse uma unidade? "É difícil saber o que vai na cabeça das pessoas de há 5000 anos." Mas vale a pena pensar nisso.

Flat-Faced Early Humans Confirmed—Lived Among Other Human Species

A new fossil jaw is among evidence for a new human species.
Photograph courtesy Mike Hettwer, National Geographic

New fossils recast a flat-faced oddity as a star species in the first chapter of the human story—perhaps even as our oldest known truly human ancestor.

At the least, the fossils confirm that at least three different human species inhabited the same Kenyan neighborhood at the dawn of humanity, according to a new study led by paleontologists Meave and Louise Leakey.


Consisting of a face, a complete lower jaw, and part of a second jaw, the new fossils were found east of Kenya's Lake Turkana between 2007 and 2009. The products of a 40-year search, they provide the needed evidence to confirm that a disputed skull found in 1972 does in fact represent a new species, the team says.

Dated to between 1.78 and 1.95 million years ago, the remains were uncovered within six miles (ten kilometers) of the 1972 skull, which was discovered by Meave Leakey's husband, paleoanthropologist Richard Leakey.

Known as KNM-ER 1470—"1470" for short—the skull has "always been an enigma," said Meave, of the Koobi Fora Research Project.

"We've never known exactly what it was and how it fitted in with anything else."


Now, finally, "we know that flat face is real—it isn't just an aberrant specimen," said Meave, a National Geographic Society explorer-in-residence. (National Geographic News is a division of the Society.)

Not an aberrant specimen, the study makes clear, but a different species from the early Homo varieties previously known to have inhabited Turkana: Homo habilis ("handy man"), the presumed tool user conventionally seen as the earliest known Homo species, and Homo erectus, the "upright man" believed to be a direct ancestor of our own species (time line of human evolution).

"With these new fossils," Meave said, "we can definitely say there are two groups of non-erectus" living side-by-side at Lake Turkana.


Flat Face for 1470

"As opposed to other species of Homo, which had rather protruding faces, what would have struck you was how flat and broad the face was," Meave said of 1470.

"The brain case is beginning to get a little bit of a forehead, because it's quite a big brain in there, but nothing like the brain of Homo erectus," which likely arose later, she added.

For now the study team is avoiding the previously proposed name for the flat-faced species, H. rudolfensis, because the relationships between the fossil specimens and the species names remains uncertain.

Further research may show that a key H. habilis fossil should be grouped in the same species as 1470, in which case 1470 would itself be classified as H. habilis, and some smaller, more primitive-looking fossils currently called H. habilis would be given another name

While this creates a bit of an academic headache, it doesn't affect the fact that "the new finds allow us to reclassify the whole collection of non-erectus fossils into two groups which have clear defining statistics," the Leakeys' team writes in a statement.

Physical anthropologist William Kimbel agrees.

The latest fossils "go a long way to easing concerns about whether 1470 could be a one-off—just an odd variant of Homo habilis, for example," said Kimbel, director of the Institute of Human Origins at Arizona State University, who wasn't part of the study team.


Our Oldest Homo Ancestor?

If we now have two Homo species at the base of the human tree, which of them gave rise to Homo erectus, our direct ancestor?

Kimbel thinks the anatomy of H. habilis—which had a smaller, more protruding face than 1470—makes it a more likely ancestor for H. erectus. "But," he added, "I've heard arguments to the contrary."

Bernard Wood, professor of human origins at the George Washington University, noted that 1470 probably had a larger brain than H. habilis, "but that doesn't necessarily make [1470] an ancestor for Homo erectus."

"Some of the smaller Homo erectus crania have remarkably small brains," suggesting that H. erectus' big brain may have developed within the species, as opposed to being inherited from an ancestral species.

Because the new species is known from only skull fragments, Wood likens the puzzle to "trying to work out the relationship between three motor cars when all you've got are bits of the gear box."


Three's Company?

Another question is how the three early humans co-existed without stepping on each other's toes.

"Given the fact that they were all terrestrial bipeds of one sort or another," differences in how the three species made a living—and where they chose to live—would have come down to diet, as opposed to, say, climbing ability, Arizona State's Kimbel said.

One possible clue emerging from the study is that 1470 and its kind were powerful chewers.

"The cheek bones are so far forward it means they would have been able to use quite a strong biting force," Meave Leakey said.

With a chewing advantage, 1470 may have gravitated toward areas rich with nuts or tough fruits, or perhaps even meat, leaving the softer stuff to erectus andhabilis. (Related: "Lucy the Butcher? Tool Use Pushed Back 800,000 Years.")

It could also be that these early human species just plain got along.

"Modern primates are generally very good at living together," Leakey said. "You can see troops of monkeys composed of at least two species, if not more."

One thing's for sure: Untangling our roots at Turkana isn't going to be easy, George Washington University's Wood said.

"Darwin said it was going to be very difficult to locate the origin of Homo," Wood said. "I think, as usual with Darwin, he was right on the money."

Corrected: Original version incorrectly said the new species as a whole was tentativey being called 1477
after the fossil specimen identified by that number.

James Owen, for National Geographic News
Updated 7:25 p.m. ET, August 8, 2012

Neanderthals Self-Medicated?

Neanderthals may have been gatherers and hunters (file picture of a model of a Neanderthal woman).
Photograph by Joe McNally, National Geographic
A cave in northern Spain that previously yielded evidence of Neanderthals as brain-eating cannibals now suggests the prehistoric humans ate their greens and used herbal remedies.

A new study of skeletal remains from El Sidrón cave site in Asturias (map)detected chemical and food traces on the teeth of five Neanderthals. (Take aNeanderthal quiz in National Geographic magazine.)

Tartar samples from the 50,000-year-old teeth revealed microscopic plant starch granules, which had cracks indicating the plants had been roasted first. Further chemical analysis revealed compounds associated with wood smoke.

Starch and carbohydrates in the tartar show the Neanderthals ate a variety of plants, but there were surprisingly few traces of meat-associated proteins or lipids.

Not only did our extinct cousins prefer grilling vegetables to steaks, they were also dosing themselves with medicinal plants, according to a team led by Karen Hardy, an archaeologist at the Catalan Institution for Research and Advanced Studies in Barcelona.

The cave dwellers' diet was found to include yarrow and chamomile, both bitter-tasting plants with little nutritional value. Earlier research by the same team had shown that the Neanderthals in El Sidrón had a gene for tasting bitter substances.

"We know that Neanderthals would find these plants bitter, so it is likely these plants must have been selected for reasons other than taste"—probably medication, Hardy said in a statement.

"It fits in well with the behavioral pattern of self-medication by today's higher primates, and indeed many other animals."


It's impossible to know what cures Neanderthals sought from the plants, but people use them today to treat a variety of ailments, she noted.

"Chamomile is very well known as a herbal treatment for nerves and stress, and for digestive disorders," while yarrow is used to treat colds and fevers and works as an antiseptic, she said.

Veggie-Loving Neanderthals

The research adds to recent findings that question the Neanderthals' reputation as inflexible carnivores—previously cited as a reason why modern humans, able to draw on a wider variety of food sources, gained a competitive edge over their heavy-browed cousins.

"Our results do add to the growing picture of plant consumption by Neanderthals," said Hardy, who worked with archaeological chemist Stephen Buckley of the University of York.


And she sees no reason to view this Spanish population as a veggie-loving anomaly.

"I do not see why they should be unusual," Hardy said.

"It will be very interesting, though, to conduct this type of study on Neanderthal populations living in different environments."

The Neanderthal study was published July 18 in the journal Naturwissenschaften.
By James Owen, for National Geographic News
Published July 20, 2012

Família Leakey confirma que houve três espécies entre os primeiros humanos

O crânio de dois milhões de anos descoberto em 1972,
numa montagem com uma mandíbula encontrada em 2009
(Fred Spoor)
Há dois milhões de anos, o nosso antepassado directo, o Homo erectus, não estava sozinho no mundo. Acompanhavam-no pelo menos mais duas espécies de humanos — uma tinha a cara comprida e achatada — e é isso que confirmou a descoberta de fósseis no Quénia, entre 2007 e 2009, anuncia uma equipa de cientistas, composta por Meave e Louise Leakey, na edição desta quinta-feira na revista Nature. 

Mas a história desta descoberta remete-nos para 1972, quando um crânio veio lançar a confusão. Tinha sido encontrado em Koobi Fora, perto do lago Turkana, no Norte do Quénia. É um local inóspito, mas considerado um dos berços da humanidade, onde o famoso clã Leakey, que faz importantes descobertas paleoantropológicas desde 1930, trabalha há largos anos. Logo em 1973, na Nature, Richard Leakey, então dos Museus Nacionais do Quénia, atribuiu o crânio provisoriamente ao género Homo. Mais tarde, foi datado como tendo cerca de dois milhões de anos.

Este crânio, identificado como KNM-ER 1470, ou só 1470, destacou-se dos demais fósseis por algumas características, conta a antropóloga portuguesa Eugénia Cunha, da Universidade de Coimbra: “Quer pela [maior] capacidade craniana, 750 centímetros cúbicos, quer pela face, menor e mais ortognata [não projectada na parte anterior e, por isso, achatada] do que qualquer seu ancestral”, diz no livro Como nos Tornámos Humanos, de 2010.

De início, o crânio foi classificado como Homo habilis, um humano habilidoso, já capaz de fabricar ferramentas rudimentares. Mas descobertas posteriores de outros humanos contemporâneos do 1470, mas com menor capacidade craniana, levaram alguns cientistas a considerar a existência de espécies distintas entre os primeiros humanos e o crânio foi reclassificado. Passou a ser considerado não um representante do Homo habilis, onde se incluíram outros fósseis, mas do Homo rudolfensis.

Afinal, a par do Homo erectus — o nosso antepassado directo, do qual evoluiu a nossa espécie —, havia quantas espécies do género Homo? Há dois milhões de anos, existiam quantos representantes distintos do género Homo, ou seja, quantas espécies humanas?

A discussão é importante para perceber de qual linhagem surgiu a nossa espécie. E o enigmático 1470 confundia a árvore da evolução humana, porque os seus restos não incluíam nem dentes, nem a mandíbula. Por outro lado, não se encontrou nenhum outro crânio daquela altura com a mesma cara comprida e achatada do fóssil 1470.

Alguns cientistas atribuíam a morfologia invulgar do 1470 a diferenças entre os sexos e à variação natural dentro de uma espécie, enquanto outros interpretavam-na como prova de espécies distintas”, refere um comunicado da National Geographic, que tem Meave e Louise Leakey como exploradoras residentes.

Espécie sem nome definitivo
O mistério de 40 anos teve desenvolvimentos com a descoberta, entre 2007 e 2009, de três fósseis em Koobi Fora, pela equipa de Meave e Louise Leakey, do Instituto da Bacia do Turkana. Estavam só a dez quilómetros do local onde o 1470 tinha sido encontrado.

Os fósseis — uma face, uma mandíbula completa e uma fragmentada —, com 1,78 e 1,95 milhões de anos, têm as tais características tão desejadas, uma cara achatada e comprida. A equipa, que inclui, entre outros, Fred Spoor, do University College de Londres, diz que os fósseis são da mesma espécie do 1470. “Em conjunto, os três fósseis dão um retrato muito mais claro do 1470”, diz Spoor.

Contemporâneo do Homo erectus e do Homo habilis, houve assim este outro humano, a que alguns cientistas chamam Homo rudolfensis. Outros, como Spoor, preferem não lhe dar já um nome, por considerarem que tal é “prematuro”, disse numa conferência organizada pela Nature.

Estes fósseis respondem a uma pergunta-chave sobre o nosso passado evolutivo: quão diverso era o nosso género na base da linhagem humana?”, frisou Meave Leakey na conferência. “Nos últimos 40 anos, procurámos aficandamente nos sedimentos à volta do lago Turkana fósseis que confirmassem as características únicas da cara do 1470 e nos mostrassem como eram os seus dentes e mandíbulas. Finalmente, temos algumas respostas”, contou.

É agora claro que duas espécies iniciais de humanos viveram ao lado do Homo erectus. Os novos fósseis vão ajudar bastante a desvendar como surgiu o nosso ramo da evolução humana e floresceu há quase dois milhões de anos”, concluiu Spoor. “A evolução humana não é uma linha recta de um antepassado até nós. Éramos muito mais diversos.

Geoarchaeology



Quaternary Science Reviews


Volume 49, Pages 1-112
23 August 2012

Journal of Human Evolution


Volume 63, Issue 2, Pages 247-438
August 2012

Five Decades after and : Landscape Paleoanthropology of Plio-Pleistocene Olduvai Gorge, Tanzania
Edited by Robert J. Blumenschine, Fidelis T. Masao, Ian G. Stanistreet and Carl C. Swisher


Volume 63, Issue 3, Pages 439-576
September 2012

Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology


A DGPC é um monstro administrativo


terça-feira, 31 de julho de 2012

Colonização tardia. O saca-rabos


In National Geographic Magazine, edição portuguesa, Julho 2012

Mais de 40.000 acessos...

O Núcleo de Arqueologia e Paleoecologia (NAP) da Universidade do Algarve é uma unidade totalmente dedicada ao desenvolvimento, dinamização e divulgação da investigação no domínio da Arqueologia e da Paleoecologia humana.

Os objectivos do NAP são sobretudo a divulgação da disciplina arqueológica em contextos não científicos; a cooperação em projectos e elaboração de novas propostas de trabalho; a intensificação e dinamização dos contactos com sociedades e associações científicas, nacionais e estrangeiras; e a promoção e organização de reuniões científicas (congressos, conferências, cursos, workshops e demais actividades relacionadas).


Desde a primeira publicação, a 11 de Janeiro de 2009, soma-mos mais de 40.000 acessos... 

Obrigados a todos os leitores, apoiantes e amigos que visitam este espaço e a todas as pessoas que directa ou indirectamente contribuem para este projecto. Esperamos poder continuar a merecer a vossa preferência e confiança.

Aqui fica o nosso sincero obrigado!
NAP

segunda-feira, 30 de julho de 2012