La termo ha arrojado una datación de 84 ka para lo niveles con industria musteriense
Los rastros más antiguos del Homo sapiens moderno que se han podido datar hasta el momento en Cova Eirós son una serie de industrias a las que los análisis radiométricos han asignado una edad aproximada de 30.000 años. Los arqueólogos encuadran estas herramientas en una etapa avanzada del Auriñaciense, una cultura del Paleolítico Superior que se desarrolló hace entre 38.000 y 28.000 años y que sucedió al Musteriense, la industria más característica del hombre de Neandertal.
El período prehistórico al que pertenecen estos materiales se corresponde con la época de la extinción de los neandertales, cuyos últimos rastros conocidos se encontraron en Portugal y en el sur de la Península -concretamente en Gibraltar- y tienen una antigüedad de entre 30.000 y 28.000 años. En esa época, al parecer, el norte de la Península ya lleva bastante tiempo ocupado por el Homo sapiens.
Rastros muy escasos
Hasta que se descubrieron los yacimientos de Cova Eirós, las únicas muestras conocidas en Galicia de este período del Paleolítico Superior eran las de Cova da Valiña, en el municipio de Castroverde, con una antigüedad estimada de entre 31.000 y 35.000 años. Algunas industrias de este yacimiento -puntualiza Arturo de Lombera- no han podido ser identificadas con seguridad y cabe la posibilidad de que pertenezcan a la última etapa del Paleolítico Medio, esto es, podrían ser obra de neandertales.
Los yacimientos de Cova Eirós y A Valiña -especialmente el primero- ofrecen por lo tanto un interés científico singular, por tratarse de las principales huellas que se conocen en el noroeste peninsular de una etapa crucial en la evolución humana. El largo y todavía mal conocido período de transición entre los poblamientos neandertales y los de nuestra especie está bastante mejor documentado en los yacimientos paleolíticos de la cornisa cantábrica, cuya investigación comenzó mucho antes. «Los descubrimientos que se están haciendo en los últimos años en Galicia con respecto a este período indican que en este territorio se dio una dinámica muy parecida a la del Cantábrico», concluye De Lombera.
Las dataciones realizadas con el método de termoluminiscencia asignaron una antigüedad de unos 84.000 años a las primeras muestras de industria neandertal encontradas en esta parte del yacimiento. Los investigadores continuaron excavando después en la misma zona y extrajeron nuevos materiales cuya antigüedad se desconoce por ahora, pero que se espera averiguar pronto. Los análisis radiométricos que se han efectuado en este nivel más profundo todavía están en marcha y los resultados se sabrán seguramente esta primavera. «Estas herramientas tienen un aspecto más primitivo que las anteriores y teóricamente deben rebasar los 84.000 años, pero de momento no podemos decir si sobrepasan mucho o poco esa etapa cronológica», apunta Arturo de Lombera.
Dos metros de sedimento
Los artefactos de origen neandertal más antiguos que se han desenterrado hasta la fecha en la cueva podrían tener en torno a 90.000 o 100.000 años, pero los investigadores abrigan la esperanza de encontrar más adelante muestras de otros períodos todavía más antiguos.
Los sondeos con georradar realizados hace algún tiempo indicaron que el suelo de tierra de la gruta tiene un grosor de cerca de tres metros, de los que hasta ahora solo se ha excavado en torno a un metro. Si los otros dos metros de sedimento que falta por estudiar son igualmente ricos en materiales arqueológicos, cabría incluso la posibilidad de encontrar huellas de poblamientos anteriores al Paleolítico Medio, un período que comenzó hace unos 130.000 años. En tal caso se habría retrocedido hasta el Paleolítico Inferior y el yacimiento de Cova Eirós ya no contaría solo con rastros de dos especies humanas, sino de tres, incluyendo así al Homo heidelbergensis, el predecesor de los neandertales. Pero para comprobarlo habrá que realizar probablemente varias campañas más.
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